domingo, 22 de octubre de 2017

Bicicleta

La elíptica me espera
me mira pícara sobándose las manos
porque conoce de mi voluntad
y del hambre que tengo.
Mil horas allá arriba,
con las canciones que me empujan como olas a una playa de la rivera francesa
Mil horas generando la combustión,
quemando el dolor grasoso acumulado por tanto tiempo.
Allá vas, a ser la reina que has escogido ser,
delgada, fina, sexy.
Soy la heroína encima de Rocinante.
Voy volando sutil, ligera, leve,
prístina, delicada,
me he convertido en la fragancia de los lirios de mi madre,
y en un pedacito de Luna que se quedó dando vueltas en el aire,
para bañarme con sales de su propio mar lunar mientras vuelo y se va acabando el paseo con Rocinante que vuelve a ser la elíptica de siempre,
pero yo ya me he convertido
un poco más y para siempre
en la guitarra en que algún día otras manos tan suaves y féminas
Como las mías
sabrán sacarme las melodías
que guardo atoradas en mi corazón.
Por mientras aprieto mis clavijas
y me afino afanosamente
cada día más.

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